domingo, 15 de noviembre de 2009

Justicia o Natural

Este mes pasado tuve que retenerme en varias ocasiones para asaltar el blog y pasarme por el forro de allí mismo lo de publicar sólo una entrada al mes.

Al final resistí y el mes pasó. Ahora me alegro. Tampoco tengo tanto importante que decir.



Vengo a comentaros algo que seguramente ya sabréis y que golpea nuestro día a día.

(En realidad golpeó recientemente el de un amigo del buen Paco,
y es por eso que viene a recordárnoslo.)

Admitamos que la vida, la naturaleza, no es justa. No es justa porque no entra dentro
de éste concepto que hemos creado para salvaguardar las garantías y derechos de los que nos hemos adueñado sin preguntar antes si estaban o se mantenían gracias a algo o alguien.

Términos como la presunción de inocencia, el recurso de casación, la suspensión, el derogamiento,... todos inventados por el hombre en un enésimo círculo burocrático que se supone excindido de otros dos poderes (o tres o cuantos quiera uno ver) pero igualmente asumido de forma antropocéntrica sin preguntarse de dónde viene o qué falta nos hace.



Deje de filosofar, aquesto es gusto más de Savater que de servidor.

Tiene usté razón compadre.



En resumidas cuentas, como escuché en la emisora el otro día (brújula de mis vueltas al hogar): asumamos que buscamos la justicia cuando queremos que nos den la razón, sin más vueltas, porque en realidad, la vida, la Naturaleza, no es justa, y he aquí unos ejemplos:

Es algo injusto que un trabajador autónomo pueda ser denunciado y juzgado porque el cartel de su empresa caiga cerca de alguien que no tiene otra cosa que hacer que empujar ese gran canto rodado de la justicia y ponerse a esperar pacientemente a que le caigan unos cuantos miles de euros por algo que, sencillamente, sabe que no le pasó.

Salomónicamente decía la pantera: "Que le vuelvan a echar encima el cartel, y si sufriere daños, se le pagare el doble de lo que pidió." pero hoy sólo unos pocos oímos hablar a las panteras.

Injusto es aún que cierren unas clínicas dentales muy franquiciadas y televisadas, publicitadas y diseñadas para aprovecharse de miles de familias, exprimiéndoles con préstamos en servicios que luego nos les han realizado cuando mejor. Además aquí sin ERES ni yerros, todos para la puta calle que mañana no se levanta la persiana para mal de pacientes, empleados y bien de esos que se esconden tras las siglas societarias limitantes y limitadas.

Si este mundo fuera justo, enfermedad e infantil no deberían poder ir juntas en una misma frase (o que no fueran juntas más de cuarenta y ocho horas), y lo cierto es que van de la mano en todas sus horribles clases que no mencionaré, y en las oraciones que rezan miles de familias desesperadas.

Admitamos pues la vida como es,
dura y singular,
irrepetible e insufrible,
indomable y dominante,
altanera y vana,
dolorosa y pura...

¿y ésto a quien le importa si no tiene la panza llena?
si pasa hambre y miseria
si sufre de verdad una de esas enfermedades
si morirse podría hoy mismo,
¿qué valor le daría a la vida?
Sería un segundo el más valioso tesoro,
o quizás el eterno abismo que le separa del descanso.
Amén compadre.