jueves, 19 de febrero de 2009

Vergüenza

Se ve que va a ser cierto éso de que la edad todo lo cura, y que pasados los cuarenta, ya no da vergüenza nada: me voy a cazar sin licencia (pese a ser Excmo. Ministro), hago carrera política con mi cartera por bandera (y el Ayuntamiento de turno: Ohanes, Bobadilla...), y la lista es tan larga como triste así que me paro antes de que me lo pidan.

Yo creo que los políticos han absorbido una especie animal dentro suya. La teoría de Linn y Margulis asegura que hace muchos requetemillones de años una célula eucariota absorbió una bacteria mitocondrial que hoy es su fuente de energía y sin la que no podría existir una buena parte de su metabolismo ni de los organismos que se formaron a partir de esas eucariotas primigenias.

Pienso que el hombre y la mujer nacen con mucha vergüenza. No creo que fuera porque les pillaran mordiendo manzanas, pero creo que es en la edad infante cuando más se avergüenza uno de todo lo que hace mal.Quién no ha soñado aparecer desnudo en el colegio o que le faltara un zapato. Ante ese sueño nos poníamos colorados no por el calor de las sábanas sino por el sentimiento de vergüenza que daba esa situación. Cuando nos avergonzamos queremos aislarnos de los demás, pero incluso sólo completamente puede uno avergonzarse de actos pasados y sentir esa vergüenza como si lo estuviera repitiendo en ese mismo momento. Así somos algunos.

En cambio, hay personas que con el pasar de los años absorben algo del ambiente, del agua corriente, de las ondas armónicas y bióticas o de las interferencias del canal de radio preferido. Ese algo les hace perder ese rubor cuando les cogen en mentira, después les hace erguir el cuello pese a estar acusados de tropelías, por último les hace ganar dinero a saco y a costa de imbéciles que siguen pasando más de doce horas al día doblando el espinazo para no ganar en su vida lo que estos hijos de puta amasan en lo que se atreven a llamar "trayectoria" política.

Ay! Si fuera trayectoria por fuerza habría de ser un tiro oblicuo que les hiciera estamparse hasta quedar en la más absoluta soledad y repudio; si fuera política, ay! si algo de lo que hacen los políticos fuera política estaríamos en la antigua Grecia y habría un desgreñado sucio por ahí diciendo que sólo sabe que no sabe nada tan sólo por ver qué decían entonces los llamados sabios.


Sí, los políticos han vuelto a tirarse piedras a la cabeza y los periodistas a decir a quién le beneficia electoralmente asuntos viles que nunca quedaran resueltos pues la propia pillería se ha vuelto intrínseca como la mitocondria a la célula.

No hay nada más que decir.
A los que nos queda vergüenza nos la seguirán hacer sintiendo, nos seguirán aislando, nos seguirá apretando un nudo ficticio en el estómago cada vez que escuchemos, leamos o veamos algo vergonzante.
Ellos no. La vergüenza perdida jamás será recuperada, sobre todo porque no tienen intención de ir a buscarla.

Sólo un consejo y me voy a beber vino con mi compadre:
siga sintiendo vergüenza y sabrá usted que está cuerdo.
En cambio, si la perdió hace tiempo
¿qué hace sin subirse al carro de algún partido,
medio comunicativo...,
al menos hágase funcionario administrativo,
para administrar mejor su cuenta,
a cuenta de la vergüenza de los demás?
...
Un saludo cordial