domingo, 15 de junio de 2008

La diferencia del sexo

No me empieces otra vez diciendo que tardo
para una vez que lo en lo que ando,
no me sale para más tarde,
¿estamos?


Estamos,
y la fiesta en paz tengamos,
que el domingo es día de vino,
y con el primero voy a empezar ya,
¡salud compadre!

¡Ay gañán!
Vengo yo a hablarte
(y de paso a beberme tu vino)
de algo ridículo pero cierto
que es una obra de arte
(lo mío, que no tu vino)
y partete un poquico queso.

Empieza que parece un chiste:
va una
y dice que es "miembra"


¿lo qué?

La hembra...
que es ...miembra

Que ya no,
que son mujeres,
no les digas hembras
que suena a cascabeles.
¡Ay compadre que cabeza!
¿no ves que sino la rima tropieza?
Razón tienes,
razón tienes.
Además que sepas
para que te enteres
que a mi me tira más...
...no sigas que te pierdes
que no es éso, ¡leches!
que iba a decir que me tira
la palabra de las mujeres
que llevo yo mal eso
de que el neutro sea el masculino
de este montón de cosas.
(bebe vino, bebo vino)
Entiéndeme bien,
compadre mío,
cierra los ojos y piensa,
¿acaso no seríamos más felices
si nos vieniera el género a la contraviesa?
No entiendo a que te refieres,
pero apura ese culillo
antes terminar la estrofa
que voy a servir otra ronda.
Imagina que entras
en un hospital, taller o prensa
y alguien te dice: ahora salen las doctoras,
o suena por altavoces: las mecánicas del diésel acudan a la entrada
o viene un "perla" y te suelta: espere aquí a nuestras reporteras
¿No estarías tú más feliz mientras termina esa espera?
Supongo que sí,
pero sólo de cierta manera.
Entonces estás conmigo,
en que el género masculino,
no da la misma gana
de hacer las cosas cada mañana.
A mí no,
pero habrá a quien lo haga.
Pues para todos pedimos
a la excelentísima "miembra"
que prodigue más en sus caminos
PERO NO SE CAGUE MÁS EN MI LENGUA.